Recién llegadito de Londres (gracias Ryanair!) quería compartir esta postal que no es ni el Big Ben ni tampoco el Trafalgar Square. Es nada más ni nada menos que el primer grabador de vídeo de la historia, el Ampex VRX-1000. Y lo encontré de casualidad en el Science Museum, a un lado de un reloj gigante de Greenwich (que ya me contaréis que tendra que ver).
Aunque ahora que lo pienso, la relación tiempo-vídeo puede que sea azarosa, pero ahora que lo pienso el que lo dejó allí al lado del reloj sabía lo que hacía. Gracias a ese trasto la televisión pudo dar un paso más allá de su especificidad inicial, que era el directo. Desde el momento que irrumpe el Ampex (hacia 1956) los programas podían ser grabados para emitirse luego. Y hasta las películas podían almacenarse en formatos más económicos que el celuloide. Gracias a la vídeo grabación la televisión aprendió a controlar el tiempo, igual que los amigos de Greenwich.
En otra sala, me encontré con esta otra gema, la portapack de Sony, la primera cámara de vídeo portátil. Aquella que en los años 60 dió el pié para la vídeo creación (Nam June Paik), la que «sacó» a la calle al periodismo televisivo.
Lo reconozco, habiendo tantos objetos que fotografiar justo me detengo en estos dos. Es que será similar a lo que siente un egiptólogo al visitar por primera vez una pirámide… tanto leer sobre estos dos objetos, estudiar, escribir. Y tenerlos ahí nomás… será de vídeo-geek pero es muy fuerte para mí!
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