Confieso que soy fan de Los Simpsons desde hace mucho tiempo. Fan de sus historias y estilo, y también de los cambios que la serie de Groening viene produciendo en los mass media y en la industria del espectáculo en general.
Esta idea me parece genial: no se trata de merchandising de la serie sino la venta al público de los productos que los personajes consumen. La Buzz-Cola, los cereales Kruty’Os y hasta la máquina de batidos Squishee. Es la cadena 7-eleven que reproduce se pone en la piel del Kwik-e-Mart de Apu para promocionar la película de Los Simpsons.
En definitiva, se trata de devolver la pelota. La tienda de Apu (Kwik-e-Mart en el original, El Badulaque en España o el Mini Super en Latinoamerica) no es más que la manera Springfield de representar un 7-eleven. Y ahora el sistema reproduce a Springfield en la vida real. Genial!
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