Siempre me interesaron los lifestreams. A primera vista parecen parásitos, viviendo de recursos ajenos. Y luego de jugar un poco con ellos, algunos pretenden ordenar nuestro caos 2.0 o prevenir una crisis de identidad online (parafraseando a profilactic).
Ahora bien: un lifestream no se puede ver como una historia personal? Un repaso cronológico sobre la actividad social del usuario X en la fecha determinada? Pues de eso va Storytlr.
A simple vista storytlr es un lifestream como tantos. Permite añadir servicios (no muchos, pero los básicos) y los organiza cronológicamente, permitiendo comentarios, enlaces y todo lo demás. Es en los pequeños detalles donde el invento gana potencia. Algunos ejemplos:
- Evita la importación de los replies en twitter. Simplemente evitará los tuits que contengan @usuario, y a la hora de revisar actividad, la verdad es que se agradece.
- Permite utilizar un dominio propio (siempre y cuando podamos controlar los DNS de nuestro dominio).
- En el caso de imágenes en twitter (léase twitpic) importa el texto y la imagen, evitando el enlace.
- Utiliza hashtags, sistema de etiquetado utilizando #etiqueta y permite su navegación interna. Es útil: si usamos una etiqueta para tuits, fotos o vídeos, solo basta con añadirla a los contenidos para agruparlos.
Y lo más importante… las historias (stories)! La edición de una «historia» se organiza poniendo una fecha de inicio, otra de final, un título, descripción y poco más. Y el resultado es una historia con toda nuestra actividad. Todo lo que hicimos en un período de tiempo determinado.
Esta segmentación del lifestream es semiautomática, ya que permite tildar cual de los servicios importados se usará para la historia. Para gustos colores: tenemos nuestros servicios webs favoritos. En principio con medios, por citar ejemplos, subimos fotos a flickr, texto/fotos instantáneas a twitter, enlaces a delicious. Y, en algunos casos, hasta me atrevería a afirmar que utilizamos diversos formatos de lenguaje en cada uno de ellos. Aquí es donde la elección de que poner y que no es fundamental, a la hora de contar una historia 2.0.
Ejemplo práctico, que gracias a jose frechín conocí el storytlr: jose fue al congreso de webmaster y se armó su historia en storytlr.
En su día me registré y busqué entre mis cosas «algo» para montar una historia con varias fuentes. Y al no encontrar, olvidé el tema. Esta semana santa, bajo el paraguas del 3G ibérico (sumado al santo iPhone), me permitieron actualizar mucho del viaje en varios servicios. Subí fotos a flickr, comente detalles en twitter y actualicé un par de veces el facebook. Esa «ensalada 2.0» quedó tal que así:
Y ahí entendí porque evitar la importación de los replies (no tendíran sentido en mi historia) y la elección de que servicios utilizar.
Que le faltará a Storytlr? Pues mucho de diseño, ya que las historias salen como salen, y no se puede ni cambiar colores, ni plantillas… en cierto modo es cómodo, porque a estas alturas la personalización empieza a agotar.
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[…] pena la caída de Storytlr. En lo personal era un lifestream que me gustaba mucho, y algunas vez hablé de él por aquí. Por otra parte, me encanta lo que está pasando en Internet: muchos proyectos están movidos por […]