Es curioso el mundo del consumo de las novedades en vídeo juegos. Desconozco si es estrategia de marketing (lo mas probable) o simplemente problemas de producción y logística (lo dudo, teniendo a China produciendo sin parar), pero ultimamente cada nuevo aparato que prometa revolucionar el mundo genera un caos de desabastecimiento en tiendas. Y ahí empieza la «preventa». Especie de reserva, pagando seña, que garantiza al comprador tener su objeto el día mismo del lanzamiento.
El año pasado, al menos aquí en Galicia, pasó con el iPod. Las tiendas no daban abasto y de cara a las navidades nadie era capaz de conseguir un iPod. Mucho menos el Nano, que era la estrella del momento.
Este año 2006 Nintendo anuncia el lanzamiento de su Wii, la consola que (otra vez) promete darle la vuelta al mundo de los vídeo juegos, para el 9 de diciembre. Allá por septiembre, cuando no se sabía ni la fecha ni el precio final, comenzó una reserva sui generis. Las tiendas tomaban los datos para luego ser avisados cuando se realizara la «preventa». O sea, una «reserva de la preventa», que ahora que lo veo escrito me parece mas delirante aún.
Lo más curioso, es que antes que salga al mercado, antes de que se agote el producto en cuestión, se agota la «preventa». Unos pocos elegidos compraron su preventa (a 50 ‚¬ que se descontarán al pagar el resto y contra la entrega) agotaron en una semana los cupones de preventas asignados.
En mi caso particular, además del cariño que le tengo a Nintendo en materia de vídeo juegos, me pasa como a Arnold Schwarzzeneger en la pelí esa del regalo que le promete al hijo. Soy previsor y no quiero ir al abarrotado Corte Inglés del 24 por la tarde, por lo que me paso por Game Stop ayer por la tarde. Nada, «se agotaron las preventas».
Pues nada, a sufrir se ha dicho mirando a la gente jugar con el mando inalámbrico y pasandosela bien.
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